Al caer la noche, la sucursal de los Salvadores bullía de actividad con la llegada de unos cuantos invitados estimados. En el tranquilo patio, un avión privado aterrizó con elegancia, su presencia casi etérea bajo el cielo nocturno.
Llevando de la mano a su hija adoptiva, Dawn, Shannon salió de la aeronave, exudando la elegancia y la gracia de una madre. Micah la seguía de cerca, con la mirada llena de afecto protector hacia Shannon, sus ojos se suavizaban con cada mirada.
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