Después de pensárselo durante media hora, Clarence cedió y estuvo de acuerdo con la sugerencia de Rhonda.
―Vale. Hagamos lo que dices, pero tendrás que ocuparte de todos los arreglos y asegurarte que no pase nada entre ella y yo. No soy un gañán que tenga intención de tocar a su propia… —comenzó él, pero Rhonda le interrumpió.
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