Shirley sintió cómo su corazón explotaba de felicidad en cuanto le comunicaron que el embrión había sido implantado en su útero de manera exitosa. Ella había fracasado al intentar que Zeke se acostara con ella, de modo que no logró que él «donase» su esperma; por ello, tuvo que recurrir a otro tipo de técnicas para quedarse embarazada. Sin embargo, sabía que no tenía de qué preocuparse: cuando naciera el niño, su posición como futura matriarca de la familia Shurmer se afirmaría.
―¿Cómo vas, Shirley? ¿Te encuentras bien?
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