Shannon empezó a temblar mientras contemplaba a Micah tirado en un charco de su propia sangre. Su mirada no se despegaba de las profundas heridas que el hombre lucía en ambos brazos, y sintió cómo su corazón se ahogaba de nuevo en tristeza y desesperación. Ella le había lanzado el cuchillo sólo para detenerle, pues no podía soportar ver cómo él se hacía daño; de hecho, si no le hubiese detenido, lo más probable es que Micah estuviese terminando de amputarse su brazo izquierdo bajo la lluvia. «Este hombre y sus métodos son aterradores. Con razón la gente le tiene miedo» pensó Shannon.
―No puedes dejarle bajo la lluvia ni un minuto más, Shannon. Se ha clavado la daga en una arteria principal, así que si no le atendemos pronto, morirá desangrado —la acució Ivy, que se sentía cada vez más nerviosa.
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread