Capítulo 507 No se puede tomar a Huntley a broma
Micah se tambaleó hacia atrás cuando escuchó aquello, como si hubiese recibido un golpe en la cabeza. Los dolorosos recuerdos que trajeron las palabras de Holden se clavaron en su corazón como mil puñales afilados, y el dolor apenas le permitía respirar.
Sabía que Shannon jamás podría recuperarse del trauma de perder a su precioso hijo y además el brazo; por ello, jamás lograría el perdón de los Lewitt, sin importar lo que hiciera para resarcirse. Shannon sólo sentía resentimiento por él; era obvio que Ivy, que lo había tratado como si fuese su propio hijo en el pasado, le odiaba hasta el tuétano; e incluso Holden, que había sido su mejor amigo durante veinte años, le trataba como un enemigo para proteger a su hermana. Micah sabía muy bien los pecados que había cometido, y era tanta la culpa que sentía, que ni siquiera se atrevía a mirar a alguno de los Lewitt de frente. Con esa certeza, y el corazón destrozado por ella, Micah se giró y trastabilló para alejarse.
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