Capítulo 379 Lágrimas masculinas
Aquella imagen era la última foto que existía de Eugene con vida. La muerte del pequeño no sólo había hundido a Shannon en el más profundo y solitario infierno, sino que dejó una cicatriz imborrable en el alma de Bailey. Hasta el día aciago en que trató de salvarle la vida en una mesa de operaciones, Bailey pensaba que no había nada en este mundo que pudiese herirla, pero tras ver agonizar y morir a Eugene desarrolló tal fobia hacia los quirófanos, que no había sido capaz de agarrar un escalpelo en cuatro años sin echarse a temblar como una hoja. De hecho, si no hubiera sido porque la vida de Artemis dependía directamente de ello, Bailey no habría logrado volver a operar jamás. Sin embargo, la imagen de aquel pequeño cuerpo destrozado la perseguía incluso en sueños.
En ese momento, Micah tendió la mano hacia el teléfono muy despacio, como si estuviese aproximándose a algo muy delicado, y tomó el móvil de manos de Bailey. En cuanto sus ojos se posaron sobre la pantalla, un violento temblor se apoderó de sus miembros, pero eso no le impidió estudiar hasta el más mínimo detalle del rostro de su hijo muerto. «Pero qué diablos… ¡Este niño es mi vivo retrato! ¡Es imposible negar que soy su padre!» se dijo él con profunda congoja.
Obtiene más cupones de libro que los de la app Recargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread