En ese mismo instante, Victoria sintió que su mundo entero se derrumbaba sobre ella y la aplastaba bajo los escombros. «Qué diablos… ¡Es mi hermano! ¿Cómo puede pedirme que me convierta en la amante de alguien? ¡Hace sólo una hora estaba decidida a salvarle, aunque le costase todo a nuestra familia! Ahora me doy cuenta de lo tonta que soy. Incluso los hermanos más cercanos pueden volverse contra ti cuando se les lleva al límite» pensó ella con tristeza.
―¿Te das cuenta de lo que estás diciendo, Víctor? ¡Soy Victoria, tu hermana! ¿Cómo puedes pedirme a que me convierta en la amante de un hombre casado? ¡Todo el mundo me llamaría zorra desvergonzada o destrozahogares!
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