El Club Aurora era la discoteca nocturna más grande de Hallsbay. Poseía una característica fachada bañada por luces de neón y en su interior se comercializaban bebidas espirituosas y placer de todo tipo.
«Quiere que vaya al Club Aurora. No puedo creer que me haya pedido que vaya a una discoteca» se dijo ella, algo perpleja, y dejó que su vista vagase por aquel departamento. Se sentía desolada, pues era consciente de que ella era la única que aún se aferraba a aquel amor del pasado; ese hombre cariñoso, comprensivo y solícito que la estrechaba entre sus brazos con ternura se había ido para no volver. Victoria sabía que la venganza de Lionel apenas había comenzado, pero no esperaba que se centrase tanto en humillarla desde el principio. «Lionel, supongo que te has esforzado mucho en planear esto para obligarme a agachar la cabeza, ¿verdad? Pues lo has logrado» se dijo la mujer.
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