«¡Claro! Ella es su madre biológica, así que no es de extrañar que compartan la misma clase de sangre, por muy rara que ésta sea» pensó él, y aunque se moría por decirlo en voz alta, eligió no hacerlo. Decidió que, cuando todo se solucionase, buscaría el momento adecuado para contarle todo a Bailey.
―¿Cómo está? ¿Se está recuperando?
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