Con un sonoro golpe, toda la pared empezó a temblar un poco.
Rebecca se esforzó por abrir los ojos, la habitación estaba envuelta en la oscuridad. Lo único que pudo distinguir fue la débil silueta de una figura alta en la puerta, como la otra parte estaba a contraluz, era imposible distinguir los detalles de sus rasgos faciales, sin embargo, fue esta misma silueta la que hizo que le hormigueara la nariz y se le saltaran las lágrimas.
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