Si este tonto se atrevía a decir que sí, ella definitivamente le daría un pedazo de su mente. No es que no quisiera que se unieran a ella en la ceremonia de boda. Habría sido una bendición que los hombres se casaran el mismo día. Pero su situación era única. Había enviado miles de invitaciones de boda, pero la gente seguía llamándola y enviándole mensajes para pedirle invitaciones.
Ese día sería su escenario principal, e incluso podría robarle el protagonismo a Artemis. Sin embargo, como pareja, Artemis estaba feliz de elevarla a reina, convirtiéndola en la estrella más deslumbrante. Sin embargo, Catalina era diferente.
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