—Es imposible. Es imposible que la encontraras. Fui muy discreta. ¿Cómo podrías haberla localizado? Bailey, ¿estás intentando engañarme? ¿Piensas que me lo creería? No seas ingenua. No te creeré ni una sola palabra.
Bailey no pudo evitar poner los ojos en blanco, pensando que aquella mujer debía de haberse vuelto loca con sus constantes intrigas y maquinaciones. En efecto, pasarse el día maquinando requiere mucha energía. Podía agotar la mente y provocar un descenso de la inteligencia.
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