Zara se miró el brazo con una mirada fría y concentrada, y suspiró impotente. Aunque la competencia entre iguales era habitual, la familia Strasson se había pasado de la raya. Si querían competir, debían hacerlo de forma justa y honrada. Recurrir a tácticas turbias significaba que ya no eran dignos de heredar el arte del bordado.
—Es difícil protegerse de las amenazas ocultas, así que esto no es culpa tuya. Ahora, no puedo participar en la competencia. ¿Qué crees que deberíamos hacer a continuación?
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