Tras ayudar a Artemis a salir del pabellón, Bailey le guio para que se apoyara en el largo banco del pasillo. Al levantarse, su mirada se encontró con la de Cameron. Aún no le había revelado los sucesos acaecidos en el castillo. Tampoco había mencionado el incidente en el que Blaze se marchó apenado, dejando tras de sí un mechón de pelo cortado. Para entonces, la fragancia sedante que había arrojado sobre él había desaparecido. Supuso que no podría mantenerlo a oscuras durante mucho más tiempo. Como tarde o temprano se iba a enterar, decidió aprovechar la ocasión para decírselo.
Los dos llegaron junto al lago artificial. Cameron, que parecía haber adivinado algo, sondeó:
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