—¿Presentarme? ¿Por qué debería presentarme? ¿Para caer en la trampa que has tendido, quedar atrapado en tu red y acabar sin un lugar donde depositar mi cuerpo? Anciano, no creas que tus acciones son impecables. No sabes que hace tiempo que me di cuenta de tu irrisorio plan.
—¿Qué... ¿Qué has dicho? —Una pregunta sorprendida llegó desde el otro extremo de la línea. —Qué quieres decir con que has descubierto nuestros planes? ¿Qué sabes exactamente?
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