Archie se sumió en el silencio. Las condiciones que proponía Artemis no eran tan sencillas. Si aceptaba, sin duda pagaría un alto precio. Tras meditarlo durante un buen rato, Archie empezó suavemente:
—Antes teníamos un acuerdo, señor Luther. Yo me encargo de Tucker por ti y tú me ayudas a rescatar a mi amigo. ¿Intentas romper nuestro acuerdo imponiéndome otra condición?. —Artemis soltó una ligera carcajada, pero no había calidez en sus ojos de halcón.
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