Artemis jamás habría permitido que Yvette permaneciese un solo instante en su habitación privada, si no fuera porque sabía que ella dudaba de que hubiera perdido la memoria. Por ello, se aseguró de que se arrepintiese de haber tratado de seducirle. En realidad, había orquestado toda aquella charada para proteger a su familia y sacar a la luz a la persona que estaba intentando matar a su esposa, así que sabía muy bien que su arriesgado plan podía conllevar algún sacrificio; sin embargo, en el fondo de su corazón sabía que habría asesinado a Yvette si no hubiera entrado Holden un par de minutos más tarde.
—Hum… Lo siento, Líder. ¿Interrumpo algo? —tartamudeó el recién llegado.
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