En la enfermería de la mansión Gezmond, Bailey salió de la sala de operaciones con gesto grave, de modo que a Lionel se le cayó el alma a los pies en cuanto la vio.
—¿Qué ocurre? ¿No se pudo salvar al bebé? —preguntó en tono ansioso, pero Bailey sacudió la cabeza y suspiró.
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