Chloe se tensó y su cara se puso pálida. «¿E… El espíritu del niño? ¿P… Puede ser que el espíritu del niño no se ha reencarnado y está por eso adherido a la madre? Si ese pequeño imbécil se me adhiere, ¿no intentará ir a por mi vida? ¡No… no! No me dan miedo los fantasmas. No puedo dejar que eso me encuentre o se adhiera a mí» se dijo, aterrada. Ella dio un traspié mientras ese pensamiento le pasó por la mente.
Bailey enarcó una ceja y miró a la mujer asustada.
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