Capítulo 367 Me está bien empleado
El recuerdo del pequeño cuerpo de su hijo tirado en una posición antinatural mientras sangraba por mil heridas era como lava hirviente derramándose sobre el corazón de Shannon. Cada vez que veía un niño de la edad que en ese momento tendría Eugene, sentía un dolor casi físico que la impedía incluso respirar. No, no iba a perdonar a Micah ni a dejarlo pasar. Ese hombre merecía un castigo por matar a su hijo, y si la justicia no se atrevía a infligírselo, Shannon se vengaría.
¡Toc, toc! Unos golpes insistentes resonaron en la puerta de entrada, de modo que ella se puso en pie y se tambaleó hasta la cocina, de donde tomó un largo y afilado cuchillo de carnicero. Entonces regresó al salón, abrió la puerta de entrada y asestó un golpe ciego hacia el inoportuno visitante. Sin embargo, la hoja de metal no encontró resistencia, y Shannon se asomó al descansillo; a un lado y otro del largo pasillo sólo había oscuridad muerta.
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