Capítulo 346 Adiós para siempre

Bailey fue a la mansión a la orilla del mar esa noche; sin embargo, y en lugar de entrar a escondidas, noqueó a los guardaespaldas que custodiaban la entrada y abrió la puerta para toparse directamente con Victoria, que estaba ante la ventana del salón con la mirada perdida. Cuando vio su frágil silueta, que semejaba a una brizna de hierba a punto de quebrarse bajo el viento feroz, a Bailey se le llenaron los ojos de lágrimas. «¿Cómo era Victoria hace siete años? Era inquieta, ingenua y vivaracha. Aunque ahora se disfraza de mujer urbana y profesional, conserva el temperamento y el orgullo propios de la heredera de una familia prominente, y su belleza es incomparable. Pero no queda ni rastro de la persona que era antes de volverse a topar con Lionel. Esta mujer, a la que el amor desgraciado y el destino han destrozado por completo, está empezando a marchitarse. ¿Podrá algún día recuperarse de tanto dolor y silencio?» se dijo ella con el corazón encogido de tristeza.