Lionel alzó la cabeza y estrechó los ojos, mirándola mientras sopesaba lo que ella le había dicho. No había esperado que ella cediese. Después de todo, él recordaba que Victoria era una chica cabezota que no cedía con facilidad. Por lo tanto, se quedó sorprendido al verla estar de acuerdo con términos tan denigrantes por salvar a su padre.
«Ja, genial» pensó para sus adentros, pero una inexplicable tormenta de ira hervía dentro de él. Lionel se levantó del asiento como si fuese un resorte y rodeó la mesa hasta ponerse al lado de ella. Con un movimiento rápido, la pellizcó en la barbilla.
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread