Cuando vio que Bailey entraba al salón, Artemis hizo un esfuerzo por incorporarse para ir al baño. Tras unos instantes, la mujer salió del dormitorio vestida con ropa recatada; no había más remedio, pues en su casa había una bestia descontrolada, así que no se atrevía a pasearse en camisón como Susan había hecho. Si lo hiciese, parecería que se estaba insinuando a cierto hombre.
Cuando ella entró al salón, no había nadie en el sofá. Su mirada se dirigió hacia el baño, de donde provenían ruidos de agua corriente.
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread