Bailey, que la escuchaba con atención, no pudo evitar lanzar un suspiro de comprensión, pues se sentía admirada de la mujer que estaba ante ella.
Veronique era una mujer dura. Una vez lo arriesgó todo por amor, lo que le deparó un dolor que jamás podría olvidar. Sin embargo, decidió seguir adelante con su vida y proteger a su amado hijo viviendo en una ciudad periférica para conseguir un poco de paz. Si no fuera porque Zephyr padecía leucemia y necesitaba con urgencia un trasplante de médula ósea, nunca se habría presentado ante Justin ni hubiera vuelto a cruzar una sola palabra con él.
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