Bailey alzó las cejas y sonrió.
―No te preocupes. Artemis sabe lo que tiene que hacer y no te va a echar la culpa a ti. Además, no puedo ya batirme en retirada de esto ni aunque quisiera. La gran compensación me obligaría a someterme si no podemos aclarar este asunto. Eso es igual que aparecer en el juzgado y dejarles difamarme. Piénsalo. Puedo darles a todos en la cara con el veredicto cuando salga. Va a ser divertido.
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