Juliana, con las cejas enarcadas, esbozó una sonrisa amenazadora mientras en sus pupilas bailaba un destello de malicia.
—¿Te refieres a darles una buena lección? —preguntó ella. Zayron parpadeó varias veces a modo de asentimiento, y se acercó a ella para susurrarle algo al oído—. ¡Ésa es una idea genial! —exclamó Juliana mientras daba un manotazo en la mesa, lo que provocó que su taza de café se volcase.
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