—¿Quieres intimidar a mi hermano? Debes tener muchas ganas de morir.
Maxton se liberó del fuerte agarre en el que le tenía sujeto Bailey y se lanzó hacia Clarence, veloz como una flecha. Apuntó a la parte más débil del cuerpo y clavó su cabeza en el estómago de su abuelo. Aunque el impacto no fue severo, la fuerza fue suficiente para arrojar al anciano al suelo, donde se retorcía chillando de dolor. Todos se miraron desconcertados, pues pensaban que la escena se parecía mucho a la de un cachorro amoroso defendiendo a su madre.
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