Capítulo 346 Si el infierno tuviera un banco
Sara paseaba por los bosques de los alrededores. Esperaba que la naturaleza la animara, pero, por desgracia, fue el colmo. Tropezó y se torció el tobillo durante el paseo, por lo que se puso todavía más nerviosa. Cojeó hasta el arroyo y vio a la pareja abrazada junto al agua. La exasperación la invadió y se sintió como si acabara de dispararse en el pie. Y pensar que ella organizó todo lo del campamento solo para hacer el ridículo al final del día.
Sara miró al niño sentado en la silla plegable. Tenía la cabeza agachada mientras repasaba su cuaderno de ejercicios. Suspirando, no pudo evitar su sentimiento de culpa y sacudirse la sensación de que estaba corrompiendo a ese niño que con el tiempo se pondría al frente de este país.
Obtiene más cupones de libro que los de la app Recargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread