Capítulo 925 Proceder según lo previsto
Después de charlar con Guillermo, Lina colgó y se volvió hacia Adán para devolverle el teléfono. Su mirada se posó en la escultura de hielo sobre el escritorio, que era el doble de grande que la suya y encajaba perfectamente allí.
—Se ve bien, ¿verdad? Sara, ella... —comenzó Lina.
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