Capítulo 7 Cuidaré de ti en el futuro
—Sé que tienes sospechas de que estoy tramando algo, pero como te mencioné antes, estoy dispuesta a firmar un pacto. Hasta puedes contratar a un abogado y a un camarógrafo para que grabe todo el proceso cuando firmemos el acta de divorcio. ¿Eso será suficiente para probarte que te lo estoy pidiendo sin exigirte ni un solo centavo?
La determinada postura de Lina calmó a Adán mientras él apretaba sus labios hasta formar una delgada línea.
—¿O… Tienes miedo de que un divorcio arruine la reputación de tu familia? Puedes dejar de preocuparte porque te juro que yo, Lina Mancera nunca me aprovecharé de ti en este asunto. Que quede maldita si rompo mi palabra.
Después de un par de minutos, él por fin respondió:
—¿Cómo se supone que crea en ti?
Ella se quedó perpleja:
—¿Qué quieres que haga entonces? ¿Deseas que tu esposa y tu amante sean amigas? Adán Peralta, te digo que preferiría morir que criar el hijo de alguien más.
Adán solo resopló ante esto. Sin palabras, ella sabía que le estaba transmitiendo su desprecio ya que estaba seguro de que no era diferente de Mía, él pensaba que ella no estaba en la posición de hacer comentarios sobre los demás.
Ella estaba a punto de dar su último esfuerzo cuando él añadió:
—Iré a un viaje de negocios mañana. Hablaremos cuando regrese.
Lina sonrió al instante.
—No será problema. Esperaré sin importar cuánto tarde. Solo infórmame cuando regreses.
Ya que su actitud dio un giro de 180 grados, la expresión en el rostro de Adán cambió antes de subir las escaleras. «¡Es una sinvergüenza!».
El tiempo pasó volando para Lina, quien le envió los diseños a Javier justo cuando estaba acercándose el límite de una semana. Esa noche, el mismo día, le envió un mensaje de texto diciendo que su jefe lo había aprobado y que ella requería ir al día siguiente para firmar su contrato.
Mientras leía su mensaje, ella exhaló un suspiro de alivio porque tenía miedo de que su trabajo no cumpliría con sus estándares.
Este proyecto de Joyería Lux había estado desarrollándose por ya algún tiempo. Desde que decidieron liberar su primera colección, todo lo que necesitaban era un diseñador.
Ahora que reclutarían a Lina, deseaban ver algunos avances en su progreso debido a que solo faltaba un mes para el aniversario de la compañía, a lo cual acompañaría una celebración, la revista tenía la intención de auspiciar una conferencia de prensa para promocionar su marca.
Además del collar de Lina, los demás productos que se exhibirían serían un brazalete y un anillo. En cuanto la revista aprobó los bosquejos, procedieron al refinamiento antes de la producción.
Por ende, sería perfecto terminar todo en un mes, no les quedaba mucho tiempo.
Para no arruinar la conferencia de prensa, Lina siempre estaba alerta ya que había estado dibujando en casa, además de eligiendo los materiales para la joyería.
Tenía que hacer el producto final ella misma antes de enviarlo a la fábrica para la producción en masa después de la conferencia de prensa. Por ende, estaba tan ocupada que se olvidó del divorcio, ya ni hablar de enterarse del regreso de Adán. Sin importar la circunstancia, no la contactó durante todo ese tiempo.
Decidió tomarse un descanso y apartó su lápiz cuando el teléfono encima de su mesa vibró. Frunció el ceño por un momento cuando se dio cuenta de que era Jerónimo. Respondió cuando le llamó por segunda vez.
—Lina, Luis tomará el examen de ingreso a la universidad el año que entra. Necesitamos algo de dinero para sus colegiaturas.
—¿Cuánto?
—Déjame ver cuánto… Las colegiaturas son muy caras. ¿Por qué no me das veinte mil? Eso será suficiente para el siguiente semestre.
Lina permaneció calmada.
—Primero que nada, él tomará ese examen este año, en segundo lugar, es el mejor estudiante del pueblo, por lo que no necesita pagar una colegiatura. Además, nunca he escuchado de colegiaturas tan elevadas.
Al ver que podía ver a través de sus engaños sin problema, Jerónimo se quedó lívido.
—¿No puedes tan solo darme el dinero?
—Estoy quebrada.
—Pero tienes un esposo rico. Treinta mil no es nada para él.
—No hay nada gratis en este mundo. Sin importar qué tan rico sea, no tiene nada que ver conmigo. Además, firmamos el divorcio, por lo que no tengo derecho de pedirle dinero.
—¿Qué? —Él perdió los estribos—. ¿Quién te dijo que podías divorciarte? ¿Siquiera lo discutiste conmigo? Incluso si estás divorciada, él te dará la mitad de sus cosas. ¡No es posible que no tengas nada! Lina, ¿dejarás que tu padre muera? ¡Transfiéreme el dinero ahora, en este instante! ¡De lo contrario, no te perdonaré!
—No tengo nada. Ni un centavo. —Tras decirlo, colgó de inmediato.
No tardó mucho para que Luis la llamara.
—¿Jerónimo te pidió dinero? No se lo des sin importar lo que te diga. Fue a apostar de nuevo hace poco y terminó con una deuda de unos cuantos miles. Se está escondiendo en algún lugar en este momento.
—Lo sé. No planeo darle nada.
Cuando Lina saldó la deuda de cientos de miles de Jerónimo, le dijo que no le importaría un bledo, incluso si moría.
De todos modos, no todos cambiaban, él había intentado engañarla durante todos esos años mintiendo, diciéndole que necesitaba una cirugía para su pierna rota o para ayudarle a arreglar una pelea en la que se había metido Luis.
Jerónimo también conocía su personalidad, a pesar de que ella pensaba ignorarlo, ella nunca ignoraría algún problema que concerniera a Luis. Por ende, los hermanos habían caído en sus engaños dos veces. No solo aprendieron sus lecciones a la mala, no sentían nada ahora que escuchaban sus lloriqueos y sus lamentos.
—¿Ya pensaste sobre las universidades a las que quieres ir? —preguntó Lina.
—Sí.
Ella hizo una pausa por un momento antes de añadir.
—Luis, ¿quieres estudiar en el extranjero? Aún tengo suficiente dinero para pagar tus colegiaturas. Además, también puedes pedir becas…
Ella deseaba poder apartar a Luis de su tóxico padre, para que no estuviera en el mismo muladar que ella.
—No, me quedaré en el país. No iré a ningún lado —la interrumpió él.
Al conocer su temperamento, ella dejó escapar un silencioso suspiro.
—Puedes elegir lo que quieras. Dime cuando necesites dinero.
—Guárdalo para ti. Yo puedo ganar el mío —le pidió él de repente—. ¿Él ha sido bueno contigo?
La conversación se quedó en silencio por un rato cuando comenzó a hablar de Adán.
«Hum…».
—Sí. Luis, le pediré el divorcio. —Ella sonrió.
Luis se mordió la lengua por un momento como si la noticia no fuera una sorpresa para él.
—De acuerdo. Te cuidaré en el futuro.
Ella sonrió:
—¿Por qué necesitaría eso si tengo manos y piernas para valerme por mí misma? Solo concéntrate en tus estudios.
Tras colgar la llamada, Lina salió de su habitación para ver a Sara, quien estaba pálida y tirada en el sofá, exhausta.
—Sara, ¿qué te pasa? ¿No te sientes bien?
Sara sacudió su cabeza mientras exhalaba:
—Estoy menstruando. Estaré bien después de descansar un poco.
Lina le sirvió un vaso de agua tibia.
—Eso no será suficiente. Te compraré una botella de agua caliente y algunos analgésicos en la planta baja. ¿Quieres algo de comer?
Cuando mencionó la comida, Sara recuperó su energía y pidió algo de comida.
—Lina, eres la mejor. Ese b*stardo debe de estar ciego como para no amarte.