¡Achú! Lina perdió la cuenta del número de veces que había estornudado ese día. Se frotó la nariz y tomó el vaso de agua que tenía a su lado y le dio un trago.
—La temperatura se ha ido enfriando poco a poco, Lina. Así que deberías ponerte unas cuantas prendas más para evitar que te resfríes —dijo Sara.
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