Capítulo 1044 Ver juntos el amanecer y el atardecer todos los días
Carolina cerró la boca obedientemente, pero su cuerpo la traicionaba. A pesar de la tela que los separaba, podía sentir los músculos tensos de Leandro y el calor que emanaba de su cuerpo presionado contra ella. Su corazón latía desbocado, como si quisiera escapar de su pecho. Sin embargo, recordando el intento fallido anterior, esta vez no retrocedió. En lugar de eso, se inclinó más hacia él, colocó su mano en su cintura y preguntó con timidez:
—¿Qué pasará si me muevo?
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