Capítulo 14 Te rehusaste
Una voz fría e indiferente, desprovista de toda emoción la consumió desde atrás.
Lina suspiró y cerró los ojos. «Esto será una masacre».
Ante la vista de Adán, el acto de restricción de Ana solo duró un segundo, antes de que ella agregara leña al fuego, pensando que su primo la respaldaría.
—Adán, ¡mira a Lina! No tiene vergüenza. —Al terminar, le dio a Lina una mirada fría.
Por otra parte, Zenón se paró frente a Lina en el momento en el que Adán le puso el ojo encima.
Al ver eso, Adán le preguntó con una risita:
—¿Qué está haciendo, Señor Buenrostro?
Aturdido y sin palabras, el pobre Zenón no se había recuperado del hecho de que Lina y Adán estaban casados.
Entonces, Lina estiró la mano e hizo a un lado a Zenón con suavidad antes de dejar salir una risa seca.
—Nada. Solo es un amigo. Nos estábamos saludando. Si no hay nada más, seré la primera en irse.
Solo había dado un par de pasos cuando fue tomada por la muñeca. Reaccionó con una arcada fuerte. La mano fue retirada en un segundo. Justo así, Lina salió de la escena como un rayo.
Sara estaba descansando la vista y escuchando música en su auto cuando notó que la puerta del auto de repente se abrió.
—¿Terminaste tan pronto? Esperaba que hablaran más tiempo.
—Ni lo menciones. Ana conoce a Zenón, luego llegó Adán… Por suerte corrí rápido o pude haber muerto en ese lugar —suspiró Lina.
—¿Ana? La chica… —Sara frunció el ceño y preguntó.
Antes de que pudiera terminar sus palabras, Lina entendió lo que trataba de decir y asintió un poco.
—¿No huyó del país justo después del accidente? Tiene agallas como para regresar, ¿no? ¿De verdad no le teme al karma?
En ese momento, Lina de repente vomitó de nuevo, así que rápido sacó una menta de su bolsillo y se la metió a la boca.
—Sara, vayamos al hospital —dijo.
—¿Ya lo… pensaste?
…
—Todo está normal. La razón de tus náuseas esta vez también se debe a tu cuerpo. Esta reacción se aliviará un poco si comes ligero y sales a caminar más —le explicó el doctor tras la revisión de Lina.
—No hay problema con el resto. Por favor, regresa después de doce semanas para revisar el embarazo —concluyó el doctor y ella asintió un poco.
—Ya veo, gracias.
Cuando Sara vio a Lina salir de la oficina del doctor, corrió hacia ella y le preguntó:
—Nina, ¿cómo te fue?
—Todo está bien, de acuerdo con el doctor.
Después de escuchar eso, Sara soltó un suspiro de alivio. De repente recordó que eso no era lo que le quería preguntar. Sin embargo, después de ver el rostro de Lina, no hizo más preguntas.
—Entonces, regresemos.
En su camino de regreso, Sara recibió una llamada de la revista, afirmando que el total del volumen de ventas había sobrepasado el millón. Lara mencionó que Lina era la estrella de la celebración de ese banquete y le preguntó a dónde se había ido.
—No se siente bien, así que la llevé a casa. Por favor, notifíquele al Señor Manzón que no asistiremos a la fiesta —dijo Sara a la editora en jefe.
Entonces se giró para encarar a Lina tras colgar el teléfono.
—Nina, ¿estás bien?
La mujer embarazada apoyó la cabeza contra la ventana del auto, inmersa en sus pensamientos. Le tomó un tiempo regresar en sí tras escuchar las palabras de Sara.
—Quiero quedarme con este niño —pronunció.
Antes, estaba recostada en la camilla de hospital cuando notó un pequeño punto del tamaño de un frijol en el monitor. Fue entonces que un extraño sentimiento creció en su corazón. Era como si su niño de hace tres años hubiera regresado a ella.
«No podría matar a mi bebé de nuevo».
—Está bien, yo criaré al niño contigo y cuando te vuelvas a casar, ¡deja que ese niño b*stardo le diga «papi» a otro hombre para hacerlo enojar! —dijo Sara en una forma relajada.
—Sí, pensar en su cara me hace sentir bien —contestó Lina mientras una sonrisa aparecía en su rostro pálido.
Tras la decisión de quedarse con el niño, su primera idea fue mantenerlo en secreto de Adán. «Al menos por ahora».
A pesar del hecho de que su matrimonio no era grato, esperaba que al menos el divorcio lo fuera. El teléfono de Lina sonó en cuanto el auto se detuvo.
—¿Bueno? ¿Quién es? —preguntó al tomar la llamada mirando la fila de números desconocidos.
—Hola, Lina, soy yo.
Ella se quedó en silencio sosteniendo el teléfono a pesar de escuchar una voz familiar.
—Estaba apurado hace rato y no tuve tiempo de decir nada —agregó Zenón.
—Zenón —lo llamó por su nombre—. Lo que dijo Ana es verdad. Estoy casada y me metí como parásito en la familia Peralta.
—Lina, sé que tú no eres así. No le creo a Ana y no me importa por qué te casaste con Adán. Solo me da curiosidad saber qué pasó hace tres años y por qué decidiste rechazar la oportunidad de Adagio. Pensé que habíamos hecho una promesa.
—El pasado es pasado. Es hora de que sigamos adelante —le respondió.
—Entonces… ¿ya nos superaste a nosotros también?
—Estoy casada.
—Sé que no hay amor entre Adán y tú. Puedo esperarte.
En ese momento, Lina de repente sintió que el teléfono se calentaba. Sus pestañas se movieron con nerviosismo y por fin dijo:
—No lo hagas. No valgo tu espera. —Colgó el teléfono sin dudarlo después de su última palabra.
Zenón solía ser un rayo de brillante luz en su inerte vida. Era autosuficiente, excelente, brillante y le daba esperanza siempre que estaba a punto de rendirse.
Tal vez estaba impactada por su hermoso carácter, pero ella en realidad soñó con que estuvieran juntos.
Los Buenrostro y los Peralta eran bien conocidos, así que, ¿cómo podrían aceptar a alguien como ella en sus familias?
Hace tres años, tanto su sueño como su realidad, en las que estaba inmersa, se humedecieron y se destruyeron. Cuando despertó del sueño, todo entre ella y Zenón se había terminado.
…
La Joyería Lux estableció su propia marca y fue muy exitosa al entrar al mercado de joyería, a pesar de ser las primeras. No solo eso, el lanzamiento también ganó aclamación por todo el mundo.
Además de celebrar el valiente primer paso de Joyería Lux hacia el mundo, la discusión también se centró en Mance, diseñadora en ascenso.
Todos notaron a esta diseñadora joven y vibrante cuando ganó el primer lugar en la Competencia de Diseñadores Emergentes hace tres años.
Esta vez, el lanzamiento de la Serie de Joyería Lux, Primer Amor, le había permitido sobresalir en el mundo del diseño una vez más. Su regreso fue impactante. Sin embargo, lo que todos querían saber era la razón de su desaparición hace tres años.
Mientras el resto del mundo estaba debatiendo, Óscar se sentó en el sillón en el Club Partenón con su teléfono mientras veía las noticias con ansias.
—Echa un vistazo a esta jugosa exclusiva; pueden inventarse cualquier historia y vendarla hasta que se vuelva un hecho. Algunos afirman que la cuidó un adinerado hombre de negocios después de que se volviera famosa y que fue una amante a escondidas por tres años. Poco después, la esposa del empresario la encontró, la golpeó y la envió lejos. Su regreso fue por la falta de dinero tras dejar al hombre rico.
Adán, que estaba sentado junto a él dio un trago su vino sin pronunciar una palabra mientras su fina barbilla se mostraba bajo la luz tenue.
En ese momento, una persona inquirió.
—Señor Gaona y Presidente Peralta, ¿les gustaría jugar?
En medio de buscar desesperadamente en el teléfono, Óscar alzó la cabeza y le sonrió a la persona.
—Ustedes vayan. El Presidente Peralta acaba de regresar de un viaje de negocios, así que está cansado. Yo me sentaré con él por un momento.
Óscar ahora estaba absorto en el placer de leer la verdad derramada, así que no tenía tiempo de jugar cartas. «Estas revelaciones ilógicas se vuelven más y más interesantes».
Después de un largo tiempo, Adán preguntó de repente:
—¿Mencionaste que hizo una petición a la persona a cargo de la competencia de cambiar el apoyo estudiantil en dinero en efectivo?
—Sí, pero te rehusaste.
Justo así, Adán se quedó en silencio y se puso a pensar el resto de la noche con una copa de vino en la mano.