Capítulo 345 Le robaste su caramelo
Cuando llegaron al bosque y buscaron un lugar cerca del arroyo, empezaron a poner el campamento y la barbacoa. Los únicos que no trabajaron fueron Adán y Puerconejo. Se sentaron en sillas plegables, y mientras el primero parecía estar a gusto, el segundo contemplaba el paisaje con los ojos muy abiertos y llenos de asombro. Lina se acercó a Adán, se agachó junto a él y le dijo:
—¿Viniste a vernos trabajar?
Obtiene más cupones de libro que los de la app Recargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread