Capítulo 585 La suciedad le va bien a los cerdos
Natalia se quedó mirando a Hortensia con asombro, pero logró recuperarse muy rápidamente, pues la mitad de la cara que utilizó para espantar a esta última era precisamente la suya.
—¿Qué fantasma, Hortensia? Aquí no hay ningún fantasma —dijo Natalia mientras agarraba las manos de Hortensia.
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