Natalia no tenía ni idea de que había una persona observándola desde lejos. Lo único que sabía en ese momento era que se sentía muy bien.
Tomó otra copa de vino del mesero. Levantó su copa de vino y volteó a ver a Roberto, que estaba de pie a cierta distancia de ella en medio de la multitud. Sus miradas se cruzaron a través de la sala llena de gente.
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