Capítulo 358 Esperando
Cuando Samuel y Natalia volvieron de la estación de policía donde a ella le quitaron el monitor del tobillo y se cambió, ya eran las tres de la mañana. Tristán, que seguía levantado, se paró en la puerta para darles la bienvenida a ambos a casa. Dado que tenía más de sesenta años, sus ojos estaban inyectados en sangre debido a su incapacidad para trasnochar. En cuanto vio a Samuel y Natalia, saludó:
—Señor Samuel, Señorita Nava, ¡por fin volvieron!
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