Capítulo 122 La vio semidesnuda
Yael sonreía al sentirse orgulloso de trabajar para una jefa como Natalia. Por otro lado, Jerónimo recordó cómo Natalia le había protegido cuando eran niños y se dio cuenta de que ni siquiera debía sorprenderse por sus palabras.
Mientras que Roberto, apretó los puños con fuerza. Su corazón se llenó de gratitud y se sintió conmovido más allá de las palabras. Nunca olvidó su promesa. Se juró a sí mismo que nunca iba a olvidar su bondad. Juró que la iba a seguir y la iba a servir durante el resto de su vida.
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