Capítulo 402 Un pensamiento ridículo
A la mañana siguiente, Natalia bajó a desayunar después de lavarse. Acababa de dejar el tenedor cuando los cuatro niños se sentaron en la mesa del comedor.
—Mamá, ¿comiste bien? —preguntó Fabián con una sonrisa descarada—. La semana está a punto de terminar, deberías aceptar a Sofía como alumna.
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