Capítulo 383 Que tus días sean felices
Samuel no pudo evitar reírse.
—¿Qué hay de malo en malcriarte? —Samuel limpió la mancha de sopa de los labios de Natalia y dijo con una sonrisa—: Te elegí, así que, sin duda, quiero darte lo mejor que tengo. Son todos para ti sola.
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