Capítulo 938 Dolor
Sus suaves labios rojos se aferraron a la parte más sensible del cuello del hombre. El contacto entre sus labios y su piel hizo que su prominencia laríngea se moviera hacia arriba y hacia abajo. En ese momento, Natalia pudo escuchar el potente latido de su corazón. Para colmo de males, sintió que su corazón latía como un tambor y casi saltaba a su garganta. La mujer se sintió nerviosa y aprensiva a la vez. Su delicado rostro se sonrojó de repente, y el enrojecimiento se extendió hasta la parte posterior de sus orejas.
Si Yael estuviera presente, descubriría que una mujer tranquila, fuerte e infalible también podía ser débil y emocional. Los ojos almendrados de Natalia eran redondos y amplios mientras lo miraba con pánico. Esa mirada despertó el más profundo deseo primitivo en su corazón, y de repente, maniobró su cuerpo hacia arriba en un instante y colocó el suave cuerpo de ella bajo él. Luego, apoyó su brazo en el costado de su cuerpo. Su otra mano le agarró la barbilla y su áspero pulgar le rozó con suavidad los labios. Estaba tan obsesionado que deseaba con desesperación besar sus seductores labios. Natalia arrugó la frente y dijo
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