Selma se quedó helada en el sitio debido a la pura ira que proyectaba Silvano. Su mente se quedó en blanco como un ordenador estropeado. Estaba tan conmocionada que tardó unos momentos embarazosos en entender por fin el comentario de Silvano.
—¿De qué demonios estás hablando? Sólo es un amigo. —Selma no podía entender por qué a Silvano le caía tan mal Gabriel.
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