Capítulo 610 Reticencia a separarse
Sin embargo, Daniela jaló de la mano de Verónica y la llevó al interior de la casa. Se sentaron en el dormitorio mientras la madre se aferraba sin ganas a la mano de la hija.
—Vero, no puedo creer que estés a punto de casarte. Después de casarte, tienes que aprender a ser una buena esposa y a comportarte con madurez. No puedes seguir siendo una niña para siempre, ¿entendido?
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