Capítulo 624 Se avecina una tormenta

Verónica estaba en ascuas. Se levantó, se dirigió a la puerta y se quedó en el patio, ignorando el impresionante paisaje de picos montañosos superpuestos que se extendían hasta donde alcanzaba la vista de un vistazo. Era otoño y el sol no calentaba tanto como en el caluroso verano. Una brisa besó la ladera de la colina y la saludó con un poco de frío mientras le alborotaba el cabello. Tras caminar unos pasos hacia la entrada de la villa, se dio la vuelta y miró en dirección a la parte trasera de la colina mientras esperaba sin cesar. En otras ocasiones, solo pensaba que el tiempo volaba como una flecha. Sin embargo, en ese preciso momento, cada segundo que pasaba era una tortura para ella, que la hacía sentir tan mal que casi se desmoronaba.