Capítulo 117 Engañada por las apariencias
Mientras tanto, en el despacho del presidente, Adán estaba sentado en su silla. Golpeó con sus delgados dedos la pantalla de su teléfono y levantó un poco las cejas. «Supongo que esa mujer tiene conciencia, después de todo. Al menos se molestó en preguntar si había cenado».
Miró la hora y volvió a revisar su teléfono. Se quedó mirando el conjunto de números de su pantalla y se masajeó las sienes con dos dedos durante un rato antes de decidirse a marcar el número. Pero en ese mismo instante, alguien llamó a la puerta.
Obtiene más cupones de libro que los de la app Recargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread