Capítulo 547 La fe de Ezequiel
El hombre seguía tratándome de usted. Había estado en la cima del mundo, pero seguía hablándome así cada vez que nos veíamos. Me avergonzaba y pesaba en cierto modo, pues sentía que estaba en deuda con él.
—Lo siento, pero no —respondí con honestidad—. Tuve un sueño en el que éramos jóvenes y yo te llamaba así. Debe haber pasado solo tres veces.
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