Capítulo 349 Tonterías
En ese instante, Santiago me soltó de inmediato, se acercó a la cama y se sentó. Al mismo tiempo, apoyó un pie en el taburete y un brazo en su rodilla como lo haría un matón sin modales, lo cual no era habitual en él. Además, el hecho de que llevara una camisa negra difería de su estilo anterior.
Sabiendo que estaba enfadado, me di cuenta de que la única forma de apaciguarlo era engatusándolo o pidiéndole disculpas. Sin embargo, en contra de mi buen juicio, mi lado juguetón se apoderó de mí e hice exactamente lo contrario para poder divertirme a costa de su mal humor. Me senté a su lado y me quité los zapatos antes de subirme a la cama. Aunque afuera nevaba copiosamente, la habitación era tan cálida como el clima primaveral. Me quité el abrigo deprisa y en silencio, pero me dejé puesto el suéter y procedí a tumbarme en la cama. Al no percibir respuesta de mi parte, Santiago fijó en mí su fría mirada y preguntó:
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