Capítulo 731 Eze
Cuando Ezequiel terminó de vomitar, regresó al auto, se veía agotado. Cuando volvió a acomodarse en el auto, apoyó la cabeza en el regazo de ella. Esto la sorprendió, ya que se mantuvo alejado de ella y ni siquiera permitía que lo tocara mientras se vestía. Pero ahora, se acostó en su regazo, con los ojos cerrados, buscando descanso. Contemplando su rostro apuesto, pero cansado, no se atrevió a apartarlo, sobre todo teniendo en cuenta su estado actual, no tenía derecho a hacerlo. El viaje continuó y, tras nueve horas, llegaron a la frontera. El conductor preguntó a Ezequiel:
—Señor Castillo, ¿hacia dónde vamos?
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