Capítulo 134 Santiago al rescate
La lluvia se estaba convirtiendo en una tormenta, y yo me estaba mojando. Mantuve mi teléfono alejado de la lluvia, utilizando mi cuerpo como escudo. Había muchas cosas que quería decirle. Y quería decirle cuan sola me había sentido, pero al final me tragué mis palabras. Miré a Gabriel con dificultad y me di cuenta de que también estaba mojado y pálido como una tumba. La fría lluvia estaba lavando la sangre de su rostro. Ambos estábamos heridos, y la lluvia solo empeoraba la pérdida de sangre. Si nadie llegaba a salvarnos a tiempo, moriríamos. Sin embargo, no tuve miedo, puesto que ya me había enfrentado a la muerte un par de veces antes. Conversé con Gabriel.
―Han pasado nueve años desde que comenzaste a trabajar para mí. Has estado a mi lado desde que me hice cargo de la familia y me has ayudado mucho.
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