Capítulo 271 El día previo al secuestro
José era un hombre apuesto, que lucía distante cuando estaba callado. También emanaba un aura impenetrable que, combinada con su trabajo como guardaespaldas, daba una gran sensación de seguridad. Además, medía alrededor de un metro ochenta, su cuerpo era firme y tonificado, comparable con el de Santiago, por lo que podía decirse que era perfecto y que no debían faltarle candidatas. Sin embargo, se refirió a sí mismo como un guardaespaldas que arriesgaba su vida por los demás y se podía leer entre líneas que no se tenía confianza. Comprobar que tenía pensamientos tan negativos arruinó mi humor. Era mi subordinado, así que no quería ser la culpable de que dudara de sí mismo. Quería saber quién era la joven adinerada que lo hacía sentir de ese modo.
—¿Puedes decirme su nombre? —Aunque era un asunto personal, tenía que probar suerte.
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